martes, julio 27

A la sra. de la casa se le ocurrió adquirir un perrito. Era un can que no tenía mucha gracia, de estatura mediana pasando a pequeña, sin mucha belleza, muy tranquilo, bien enseñado y parecía querer siempre agradar a su ama; nunca reclamó por la comida (de hecho, cada día meneaba la colita en muestra de agradecimiento por ella), obedecía con esmero cada uno de los mandados de sus humanos y los trataba de ayudar con lo mejor de su capacidad perruna.
Lamentablemente su cuidado y educación requería de mucho dinero (dinero que sus amos trataban de recalcar en cada ocasión que podían) y por lo que el cachorro sentía un pesar culpable sobre su lomo por aquellos gastos que sus bien ponderados amos incurrían en él.


El perrito nunca logró relacionarse con el hijo de su dueña, ya que su olfato perrunistico detectaba una actitud desequilibrada y un tanto demente proveniente de aquel individuo. La señora, cansada de ver las miradas de odio que generaba esta "relación" decidió cortar por lo sano y mandó al perrito a vivir a la casa de su hija mayor.


En la casa de aquella hija, el cachorro se sentía un tanto extraño a casa (que era lo esperable ante el cambio tan radical), pero a pesar de ello, rápidamente se acostumbró a la rutina del nuevo hogar y a las personas que vivían allí, incluso para demostrar su nueva fidelidad y gratitud, ingenió nuevas ideas que buscaban hacer feliz con pequeñas acciones a cada uno de los individuos que allí habitaban.
Pero increíblemente para su sorpresa y al cabo de unos días con ellos la sra. (hija de la dueña) lo quizo enviar devuelta a la casa de su mamá, la explicación? "tu ama se enojará contigo si no pasas tiempo con ella"... El animal no entendía qué había ocurrido para esa decisión; no mordió al cartero, no destruyó ninguna planta, ni botó la ropa del tendedero, no hizo ninguna maldad (bueno, a su parecer)...


Ya se había hecho la idea de una vida fuera del regazo de su ama, pero ahora una vida fuera del hogar y más aún, fuera del otro hogar?...


Señoras, señoritas y también señores, no es de mi agrado presentar
un nuevo mendigo para el mundo
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