Sensación de inquietud interior más que actividad motora excesiva.
Tendencia a ser trabajólicos, pero con menor productividad que la esperable por el esfuerzo.
Prefieren ocupaciones activas.
Baja tolerancia a la frustración, lo que puede expresarse en conductas hostiles hacia los demás o síntomas depresivos.
Conducta temeraria (ej. en deportes o al conducir).
Irritabilidad explosiva.
Frecuentes cambios de amistades y trabajo.
Problemas en el manejo del tiempo. Siempre apurados, con frecuencia atrasados. La realización de una tarea contra el tiempo les complica excesivamente.
Dificultad para completar tareas.
Disfunción ejecutiva, esto es, dificultad para llevar a cabo tareas que requieran una secuencia planificada de actos.
Problemas al aumentar responsabilidades laborales o familiares.
Testarudez.
Conflictos crónicos con la autoridad.
Dificultad en relación con pareja y pares.
Mal rendimiento académico, incluso teniendo un coeficiente intelectual alto.